viernes, 30 de mayo de 2014

De Letonia a Paraguay - ODESSA



Los nazis han acaparado el imaginario colectivo como los villanos por antonomasia.  Esto es bien aprovechado por la ficción, instrumento fundamental para inmortalizar los lúgubres sucesos de la última guerra mundial. El maestro del thriller político y de espionaje, Frederick Forsyth, constituye uno de los artífices de esta memoria imperecedera. 



Los nazis, últimamente han vuelto al spot light mundial y hasta nacional, con el reciclaje continuo de relatos, mitos y reliquias. La Segunda Guerra Mundial se ha instalado como una nueva saga contemporánea, con un fuerte componente oral. Tal componente se manifiesta en las diversas leyendas urbanas de la postguerra, varias de las cuales sitúan presumiblemente al mismísimo Adolf Hitler en tierras paraguayas. 

Pero es que las guerras están para ser recordadas y  grabadas en el acervo generacional. Miremos solamente el ejemplo de la Guerra de Troya, que hasta hoy en día, miles de años después, evoca nuestra industria cultural. Lo dijo Henry Miller: "Cada guerra es una destrucción del espíritu humano". Y las destrucciones nunca pasan desapercibidas. 

La memoria es el primer recurso para la indignación. Y a veces es la ficción la que exhuma aquello que prefería yacer enterrado. Así fue como ocurrió con el inefable acontecimiento en Riga -capital de Letonia- acaecido entre 1941 y 1944. La ciudad letona fue uno de los escenarios más hórridos de la Shoá, también conocido como el Holocausto. 

Frederick Forsyth.
Fue tal sitio y su máximo verdugo, el“Carnicero de Riga” -apodo del infame Eduard Roschmann- los pilares de la renombrada novela “ODESSA” (1972) del autor británico Frederick Forsyth. El mismo que escribiera “El día del Chacal” (1971), “El Manifiesto Negro” (1996) y “El Afgano” (2006) entre otros best sellers del mejor suspense político y de espías. 

Es que Odessa no alude a la famosa y romántica ciudad ucraniana, que embelesó al poeta Pushkin y más tarde a varios cantautores de lengua rusa y ucraniana, sino que componen las iniciales de Organisation der Ehemaligen SS-Angehörigen o en castellano: Organización de Antiguos Afiliados a la SS. 

ODESSA fue una organización secreta nazi, verídica, creada con el propósito de facilitar el escape de los miembros de las SS –el poderosísimo grupo paramilitar de la era nazi- a países sudamericanos, entre ellos, obviamente el Paraguay. 

La novela, si bien sigue siendo una obra de ficción, emplea a varias personas reales como personajes, entre ellos el célebre cazador de nazis Simon Wiesenthal y, por supuesto, el mismo “Carnicero de Riga”, quien falleció en el Hospital de Clínicas de Asunción, Paraguay, en 1977. 

Eduard Roschmann ganó su apodo de Carnicero gracias a su maestría en la tortura, y ejerció con desenfreno y extrema crueldad toda clase de vejaciones a los prisioneros del campo de concentración del ghetto de Riga. Los judíos sobrevivientes jamás superaron el nombre del Carnicero, y el pánico y la tristeza apañaron la vida de los supervivientes y su descendencia por culpa de este execrable individuo. 

Eduard Roschmann - el "Carnicero de Riga"
La obra de Forsyth relata con suma precisión y crudeza los episodios del ghetto, además de ofrecer una nítida mirada, realista, a la estructura del Partido Nazi, las SS y el modus vivendi de los fugitivos nazis en la post guerra. Cómo, por sobre todo, éstos últimos no se resignaban ante la muerte de su líder y la derrota en la guerra, y deseaban a toda costa instaurar la supremacía aria, por más improbable que ya parezca. 

Es que el nazismo, la novela lo muestra, fue más que una ideología política. Demandaba un fervor religioso, un celo mesiánico y enajenante. Y fue tal insania la que ocasionó daños inimaginables y cicatrices que aún, a seis décadas, no terminan de sanar.

Forsyth se sitúa en 1963, en plena muerte de Kennedy. Un joven reportero alemán y playboy –completamente ficticio– es el protagonista que da con el misterioso diario de un sobreviviente judío del ghetto de Riga. Así se desencadenan un sinfín de intrigas que lo mantienen a uno adherido a las páginas del libro, devorándolas con rapidez para continuar develando la palpitante historia.

ODESSA obtuvo su adaptación cinematográfica en 1974, con Jon Voight como protagónico. Allí, aún más personas conocieron la barbarie cotidiana de Riga, de la mano del imperdonable Carnicero. 

Poco después del filme, Roschmann, temiendo ser arrestado en Argentina, huye a Paraguay bajo el alias de Federico Wegener.  Fallece, abandonado y enfermo, en el Hospital de Clínicas de Sajonia.

Idas y vueltas, silencios impuestos, temores, muertes, persecuciones y una temible sociedad secreta nazi conforman la vorágine ofrecida en las páginas del libro. Una recomendación certera para los días de frío que se avecinan.



  




 Publicado en WILD en mayo del 2014.

Asimov: Fundando una nueva Galaxia.



El escritor y divulgador científico, Isaac Asimov, fue una de las figuras emblemáticas de la ciencia ficción del siglo pasado. Uno de los tres grandes nombres de la Era Dorada de la Ciencia Ficción -junto a Arthur C. Clarke y Robert Heinlein- dejó varios escritos espeluznantemente proféticos y por sobre todo, épicos. “Fundación” es su saga cumbre y paradigmática.

 
Imaginemos un Imperio Galáctico que, pese a toda su majestuosidad y frivolidad, esté rumbo a su aniquilación. Pero lo dramático no sería tan solo eso, sino que esta muerte conduciría indefectiblemente al olvido de todo el acervo humano acumulado durante milenios.

Las matemáticas se extraviarían, todo conocimiento de medicina, literatura, ciencias, etc desaparecería. Todo lo que la especie humana pudo robar  en saber al universo habrá sido en vano, y la humanidad descenderá a un estado de barbarie y retroceso del que no podrá librarse en cientos de miles de años.

¿Cuál sería nuestra solución? Establecer dos fundaciones, una en cada extremo de la galaxia, que custodien el conocimiento de la especie humana durante y tras la caída del Imperio. Eso en primer lugar, y en segundo, disminuir el período de debacle para entonces poder forjar otro Imperio Galáctico, más sólido y extenso.

Con esta premisa emprende Asimov la aventura literaria de la Fundación, cuya trilogía original recibió el eximio Premio Hugo a mejor Saga de Ciencia Ficción de Todos los Tiempos en 1966.

Si nos remitimos a la vasta cantidad de libros, esta saga puede parecer abrumadora  (15 libros en total y divididos a su vez en 3 'subsagas'), sin embargo es aquí donde El Buen Doctor -apodo de Asimov- introdujo todo cuanto lo hizo célebre para la posteridad: desde los robots hasta la ciencia ficticia de la psicohistoria.

Las inolvidables tres leyes de la robótica fueron enunciadas aquí. La saga contempla desde el nacimiento de la robótica en la Tierra hasta la conquista literal del espacio, materializada en un imperio humano que se extiende por toda la galaxia.

Solo que los avances tecnológicos y científicos no fueron a la par del desarrollo cultural de nuestra especie, y el Imperio Galáctico termina siendo una caricatura del Imperio Romano y demás imperios que desfilaron en nuestra historia. Pero por supuesto aggiornado y con toda la parafernalia tecnológica que habría de esperarse en tal época.

Uno de los héroes de esta odisea, el científico Hari Seldon, será el inventor de la ciencia llamada psicohistoria. La psicohistoria busca predecir los comportamientos de grandes contingentes de personas a través de un ejercicio transdisciplinar de matemáticas, psicología, sociología e historia. Así fue previsto el derrumbe del Imperio.




¿Cómo acercarse a esta monumental obra? La trilogía original: Fundación, Fundación e Imperio y Segunda Fundación, es una introducción segura. Pero también puede comenzarse desde las narraciones robóticas (Yo, Robot).

Fundación contiene casi en su totalidad el aporte de Asimov, no sólo a la ciencia ficción, sino a la cultura del siglo XX. ¿Y por qué no? No deberíamos extrañarnos si sus escritos de hace más de 4 décadas describen nuestro presente y proyectan nuestro futuro. Después de todo, el Buen Doctor fue también un buen profeta. 




Publicado en la Revista WILD del mes de febrero, 2014.