domingo, 7 de septiembre de 2014

En menos de un segundo (microcuento)


 

Fue en menos de un segundo, quizá la mitad de uno, pero lo cambió todo.

Sí, me miró con esos límpidos ojos, los cuales gritaban entre sus tímidos silencios.

En la mitad de un segundo se sucedieron posibilidades, la mayoría imposibles.

En la mitad de un segundo, la sordidez empañó mis días.

Y así, en un tiovivo, mi corazón fue alternándose en escenas inefables, dibujadas por mi imaginación.

En menos de un segundo, otro rostro quedó impregnado en la oscuridad de mi memoria. Un rostro, no bien delineado -puesto que lo visual no es mi fuerte-. Pero sí, un rostro embebido de recuerdos, voces y demás aconteceres efímeros.

En menos de un segundo, sentí que esto ya lo había vivido...

Sin premura (microcuento)




Se quiso arrojar al sueño de los justos. Venia hablando de ello hace incontables días. Reposar eternamente. Vivir entre la oscuridad de la inacción. Cometer el último acto de la libertad humana.

No quise detenerla ni convencerla de lo contrario. Mas si quise estar presente. Contemplar el paso preciso de la existencia a la inexistencia. Sostener la mirada en ese exacto momento en que alguien deja de ser y se convierte en un cuerpo insípido, una bolsa de carne remanente.

La dejé ir. Cuando sus ojos se volvieron vidriosos apagué sus párpados. Nunca más volvería a despertar. Fue su voluntad.

Ahora sí; ella estará quieta permanentemente para que yo la contemple sin premura.