sábado, 16 de mayo de 2015

El dios áureo

La telaraña de la civilidad, ya resquebrajada, sufre embistes que la llevan a su extinción. Las leyes y los derechos fueron subvertidos por el dios áureo que hace rato dejó de ser un medio para ser el amo y dueño de la tierra y sus seres. El fin hacia el cual va orientado todo cuanto vive en este frágil planeta.
Ningún dios maya, babilónico o hindú fue así de cruel, ninguna deidad antigua o moderna ha demandado tanta sangre y sufrimiento y ha creado una casta así despótica, en toda la memoria de esta especie.
Aquél que comenzó como homúnculo, como servidor de las gestas humanas, es ahora el propietario del todo. Todo. Y como buen aprendiz del oficio de divinidad, impone crecientes sacrificios para abultar los haberes de sus fieles sacerdotes.
Éstos ataviados, ya no con largos ropajes, sino con exquisitos trajes, brillantes corbatas y una jerga de prédica imbatible disfrazada de civilidad. Sí, aquella civilidad que cotidianamente hieren y desean su desaparición para emerger como los verdaderos depredadores que son. Solo que, estos clérigos, de tal manera tienen instaurada su insania y ceguera que no ven que aún ellos mismos y sus vástagos son víctimas de sus ansias viles y...suicidas al fin.


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