sábado, 4 de agosto de 2012

Un té de locos - "Si tú conocieses el Tiempo como yo"


Como he advertido anteriormente, en este blog pretendo presentar no sólo literatura propia, sino también, impropia. Y hoy quiero compartir un gracioso fragmento de la inolvidable historia de "Alicia en el País de las Maravillas", de Lewis Carroll (seudónimo del que fuera profesor de matemáticas Charles Lutwige Dodgon)

Alicia, aburrida, suspiró: 
-Creo que podría utilizar el tiempo en otras cosas -dijo-, en lugar de malgastarlo en acertijos sin solución.
-Si tú conocieses el Tiempo como yo -dijo el Sombrerero-, no dirías nada sobre malgastarlo. Él es así.
-No sé lo que quieres decir- dijo Alicia.
-¡Desde luego que no! -dijo el Sombrerero sacudiendo con altivez la cabeza-. Me atrevería a asegurar que tú ni siquiera has hablado con él.
-Quizá no -respondió Alicia con prudencia-, pero cuando aprendí música, aprendí como marcar el tiempo.
-¡Ah! ¡Eso lo explica todo! -dijo el Sombrerero-. Él no soporta que le marquen. Ahora, si tú mantuvieses una buena relación con él, haría con el reloj casi todo lo que tú deseases. Por ejemplo, imagínate que fueran las nueve de la mañana, justo la hora de empezar las lecciones. Sólo tendrías que lanzarle una indirecta y, en un abrir y cerrar de ojos,  el reloj daría la vuelta y...¡La una y media, hora de comer!
-Ojalá fuese así -murmuró la Liebre de Marzo para sus adentros.
-Eso sería realmente fantástico -dijo Alicia pensativa-: Pero, entonces, no tendría hambre.
-Al principio quizá no -dijo el Sombrerero- pero podrías dejar que fuesen la una y media tanto tiempo como tú quisieras.
-¿Así es cómo usted lo maneja? -preguntó Alicia.
El Sombrerero sacudió tristemente la cabeza:
-¡Yo no! - respondió -. Discutimos el pasado marzo, justo antes de que se volviese loca -señalando con la cucharilla a la Liebre de Marzo-, fue en el gran concierto que dio la Reina de Corazones y yo tenía que cantar:

¡Brilla, brilla pequeño murciélago!
¿Me pregunto qué estás haciendo?



-¿Sabes por casualidad esta canción?
-Creo que la he oído -dijo Alicia.
-Sabes, entonces, que continúa así -siguió el Sombrerero:

Vuelas, allí por encima del mundo
como una bandeja del té en el cielo.
Brilla, brilla...

En ese momento el Lirón se estremeció y empezó a cantar entre sueños:
-Brilla, brilla, brilla, brilla...- y siguió cantando durante tanto rato que tuvieron que pellizcarle para que dejase de cantar.
-Bien, pues apenas había terminado la primera estrofa -dijo el Sombrerero-, cuando la Reina se levantó  y se puso a gritar : ¡Está matando el tiempo! ¡Que le corten la cabeza!
-¡Qué salvaje!- exclamó Alicia.
-Y desde entonces -siguió diciendo tristemente el Sombrerero-, el Tiempo no hace nada de lo que le pido. ¡Ahora son siempre las seis!.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Manifestaciones