Diario expuesto con agregados propios e impropios de vivencias y algún que otro nudo del pensamiento individual y espacial en Normandía.
martes, 6 de agosto de 2013
Entrevista al compositor y director de orquesta José Ariel Ramírez Duarte
lunes, 29 de julio de 2013
El drama musical paraguayo: el leitmotiv recurrente de la frustración artística.
Paraguay es un país abundante en artistas y caldo de cultivo de expresiones artísticas admiradas en el mundo. Esto es visto desde afuera. Sin embargo, dentro del país, la realidad es distinta. La profesión artística, en el contexto nacional, no es reconocida como tal, en el sentido de actividad debidamente remunerada y respetada socialmente. Ni qué decir de constituir el sostén principal y ocupación primordial del individuo que ejerce la profesión en cuestión. Salvo contadísimas excepciones, el arte aquí es relegado a nivel de afición o hobby.
Pero aquí abordaré, específicamente, la situación de un género musical, difícil de explicar a la mayoría que carezca de formación elemental en este arte, y muchas veces víctima estereotipos peyorativos: la música clásica. No es mi intención explicar aquí qué es realmente la música "clásica", también conocida con el nombre de música académica, sino abordar a grandes rasgos su problemática en el país, y atisbar alguna que otra humilde propuesta para intentar revertir la situación imperante.
El país ha conocido en el pasado grandes cultores de la música universal y pura – por citar unos pocos: Flores, Barrios, etc-, y actualmente conoce una nueva generación de músicos, Sánchez Haase y Berta Rojas siendo algunos, con una presencia sólida en los teatros y universidades internacionales. Sin embargo, pese a estas pocas estrellas que se tiene la suerte de disponer, las condiciones para fomentar el surgimiento de una 'oleada musical' en el Paraguay, con múltiples talentos jóvenes acertadamente aprovechados, y con abundante oferta y demanda escénica, están ausentes.
Para comenzar, estas escasas estrellas arriba levemente mencionadas, fueron formadas casi íntegramente en el extranjero. Es vox populi que nuestros conservatorios –estatales y privados- apenas preparan a los jóvenes para las condiciones de enseñanza del exterior, con mallas curriculares y didáctica obsoletas. Con profesores, a menudo nombrados por cuestiones políticas o amiguismo antes que por un reconocido currículum –lo cual es el caso de los conservatorios públicos-. Para hacer memoria, basta recordar a principios del 2012, la injusta y poco clara remoción del Mtro José Luis Miranda de la dirección del Conservatorio Nacional de Música, quien intentó dinamizar y actualizar la institución.
Si bien ya disponemos de dos universidades que imparten música como formación superior (la Universidad Nacional de Asunción y la Universidad Evangélica del Paraguay), el nivel está aún muy por debajo de los estudios superiores en música de los países vecinos, llegándose incluso a admitir estudiantes que no leen música todavía.
Muchos talentos jóvenes son desperdiciados, ahogados y hasta eliminados por la situación abrumadoramente desfavorable de la enseñanza local, y son sólo unos pocos los que pueden buscar una salida al exterior. Una salida costosa y no apta para la mayoría.
Otra cuestión de suma importancia es la salida laboral del joven músico. Un músico profesional, de ser instrumentista, debe tener al menos 4 a 8 horas diarias de práctica o bien, de estudio, si se dedica a las labores de dirección, arreglos o composición. Es una actividad, que de emprenderse cabalmente, no da –o no debería dar– lugar a otra ocupación.
Sin embargo, los espacios son escasos. Poseemos pocas orquestas que puedan absorber la oferta de músicos jóvenes que se está formando en los diversos conservatorios. Y constituyen las orquestas, y las compañías de ópera, los ámbitos laborales más estables que un músico clásico pueda aspirar. Pero aún así, la paga no siempre es la adecuada, teniendo que suplementar el magro salario con diversas labores de docencia. Y peor aún, los salarios suelen sufrir retrasos. Ni hablar de seguro social o jubilación.
Así, tenemos a muchos músicos nacionales que optan por trabajar y hacer carrera en el extranjero. El joven tenor paraguayo José Mongelós es un claro ejemplo.
Pero hay un problema más grave aún, que todo lo anterior: una tímida demanda, y como consecuencia, la falta de atención de parte de los sectores estatal y privado. Si bien hay un público fiel que llena los pocos escenarios, el mismo se mantiene estático, incrementándose solamente por la integración constante de nuevos estudiantes de música. Y esto es grave, puesto que el propósito de una obra musical es el de ser degustada no sólo por los músicos, si no principalmente por los no-músicos.
Incentivar la demanda es esencial para revertir todas estas situaciones, y es aquí donde debe ejercerse la mayor presión: conciertos gratuitos de estudiantes, proyecciones gratuitas de conciertos grabados, talleres abiertos para todo público, difusión por medios de comunicación, aprovechamiento de las redes sociales y el Internet. Desgraciadamente, en septiembre del año pasado, la FM Concert dejó de existir como radio de música clásica, pero esto puede suplirse, y hasta superarse, a través de muchos nichos que esperan ser aprovechados.
En la música específicamente, el público se educa, y por consiguiente, sin educación no hay público. Es por esto que muchas personas son reacias a la música clásica, sin embargo, esta barrera no es insalvable. Prueba de ello es el proyecto Sonidos de la Tierra, que ha logrado insertar la pasión por la música clásica entre los más desfavorecidos social y económicamente.
Por último, pero no menos importante, es urgente el cambio de paradigma en la financiación de la música clásica. Es apremiante dejar de ver al Estado como único financista y apoyo de la cultura. La iniciativa privada, el emprendedurismo, el mecenazgo y la constitución de OSL deben abrirse paso en el mundo de la música clásica, aprovechando la abundancia de talento y la cultura amiga de la musicalidad, propia de este país.
El incentivo a la demanda y la iniciativa no estatal –es decir, fuera de los círculos de corrupción y politiquería usuales- repercutirán en la mejor preparación de músicos trabajadores. Al fin, los conservatorios y universidades tendrán la oportunidad de marchar al ritmo de las exigencias artísticas profesionales, reteniendo talentos y hasta importándolos del exterior.
Estas humildes sugerencias, y seguro algunas otras que se me escapan, están encaminadas a este deseo, compartido por todos los sinceros melómanos que habitamos en este país: el de disfrutar una primavera musical a todo con el resto del mundo, donde respiremos los compositores de antes y los nuevos, y donde la música clásica sea reivindicada como la música en la cúspide de su pureza.
sábado, 27 de abril de 2013
The God Complex - Doctor Who
El Doctor, el alienígena de rostro cambiante, personalidad nunca fija, con un enorme complejo de Dios. Nunca reveló su verdadero nombre (al menos hasta ahora), a lo mejor porque sabe que las palabras que empleamos para designar a las personas no hacen más que limitarlas y delimitarlas. El Doctor está más allá de la definición conceptual, y es un simple loco, un optimista desquiciado, un niño viejo que juega con la eternidad, un humanoide que se divierte simulando ser (¿o efectivamente siendo?) como un dios.
¿Por qué lo de dios? Porque rompe reglas y crea nuevas, salva vidas y galaxias, altera la historia a su capricho, se crea a sí mismo un mito que pervive en infinitas culturas en diferentes tiempos y lugares del universo, interviene frecuentemente en los asuntos humanos, entre otras acciones. Y lo más importante de todo: es inmortal. El Doctor, al morir, solamente cambia su aspecto físico y su personalidad, se "regenera". Atributos más bien de un semidios antes que un simple alienígena bonachón.
El Doctor viaja por todos los tiempos y lugares en el espacio, disfruta de un eterno ocio y de un estilo de vida lo más libre, gracias a la TARDIS, su medio de transporte viviente que asumió para siempre la forma de cabina de policía británica. Está demás decir que es mucho más grande por dentro que por fuera.
Podría discurrir muchísimo más acerca de la supuesta divinidad del Doctor. Pero ahora me conformo con reunir unos cuantos dichos de la serie a partir de la 5ta temporada (series 5), donde debuta Matt Smith en el papel del Doctor. Este (el 11avo) es el mejor Doctor hasta ahora.
"A good man goes to war" (S06-E07) El Doctor, un pacifista convencido y enemigo de las armas, se ve obligado a declarar la guerra y armar un ejército.
Demons run when a good man goes to warNight will fall and drown the sunWhen a good man goes to warFriendship dies and true love liesNight will fall and the dark will riseWhen a good man goes to warDemons run, but count the costThe battle's won, but the child is lost
"The Big Bang" (S05-E13) El mejor final de temporada (y la mejor temporada) que haya visto en mi vida. Una trama perfecta y bellamente escrita, con una complejidad y sencillez maestra. Es un genio Steven Moffat. Abajo está la pequeña escena en donde el Doctor, temiendo desaparecer para siempre, revela cómo realmente se ve a sí mismo.
"It's funny. I thought if you could hear me I could hang on somehow. Silly me. Silly old Doctor. When you wake up you'll have a mom and dad. And you won't even remember me. Well. You'll remember me a little. I'll be a story in your head. That's okay. We're all stories in the end. Just make it a good one, eh? 'Cause it was, you know. It was the best. The daft old man who stole a magic box and ran away. Did I ever tell you that I stole it? Well I borrowed it. I was always going to take it back. Oh that box. Amy, you'll dream about that box. It'll never leave you. Big and little at the same time. Brand new and ancient and the bluest blue ever. And the times we had, eh? Woulda had. Never... had. In your dreams they'll still be there. The Doctor and Amy Pond. And the days that never came. The cracks are closing. But they can't close properly 'til I'm on the other side. I don't belong here anymore. I think I'll skip the rest of the rewind. I hate repeats. Live well. Love Rory. Bye bye, Pond."
"Trouble is, it's all back to front. My past is his future. We're traveling in opposite directions. Every time we meet, I know him more, he knows me less. I live for the days when I see him, but I know that every time that I do he'll be one step further away. The day is coming when I'll look into that man's eyes, my Doctor, and he won't have the faintest idea who I am. And I think it's going to kill me." The Impossible Astronaut (S06-E01)
A Christmas Carol (Season 5 Christmas Special)
Child:: There's no such person as Father Christmas!
The Doctor: Oh yeah? Me and Father Christmas, Frank Sinatra's hunting lodge. 1952. See him in the back with the blonde. Albert Einstein, the three of us together. Vroom! Watch out! Okay? Keep the faith. Stay off the naughty list.
The Doctor: Who's she?
Old man: Nobody important.
The Doctor: "Nobody important". Blimey, that's amazing. D'you know, in 900 years of time and space I've never met anyone who wasn't important before.
Y mi frase favorita, de toda la serie. está en el episodio 6 de la 6ta temporada ("The Almost People")
Hasta pronto!
lunes, 22 de abril de 2013
El tiempo, las relaciones interpersonales y el verdadero amo de la humanidad.
domingo, 21 de abril de 2013
Soundtrack sin película, el único divorcio que sale siempre bien.
La música recrea la película con una majestuosidad que hace redundante cualquier acompañamiento visual. ¿A cuál película me refiero? A cualquier película que podamos concebir mientras nos dejemos llevar por la música.
Clint Mansell. A veces me pueden hartar un poco sus arpegios monotemáticos minimalistas, otras a veces me cansan y no logro entender en qué idioma musical me está hablando. Pero en otras muchas ocasiones, sus arpegios y la sencillez de sus piezas adquieren tanta contundencia, que es como si la música hubiese sido escrita para que yo la interprete en silencio, con mis oídos. Es en estas circunstancias que adquiero una gran intimidad con su música.
Veré "The Fountain", pero no me voy a apresurar en hacerlo. No quiero aún perder la magia auditiva de Clint Mansell.
El álbum completo podrá encontrarse en Grooveshark, pero les dejo un adelanto con este video:
martes, 16 de abril de 2013
Vista normándica del Atlas rebelde: "Crítica" amateur de La Rebelión de Atlas por Ayn Rand.
sábado, 30 de marzo de 2013
20 - 13 y Caos Quest 2.
Exceso de palabras para decir: "primer post del 2013".
El 2012 se despidió mal: falleció Chester. En otro momento escribiré sobre el. Pero desde el año pasado, el es parte de mis letras. Chester se fundió en mi ADN creativo desde que nos empezamos a tratar. Mas no hablaré ahora sobre su desaparición física. No. El no se fue.
Los primeros meses del 20 y 13 fueron terribles y peor aún, definitivos. Pero aquí estoy, como se dice vulgarmente: "lo que no te mata, te fortalece". Bueno, en el peor de los casos, te vuelve adicto, o te enloquece. Yo hasta ahora no puedo definir la cordura. A lo mejor porque no la conozco.
Y acá comienzo con lo último: aunque sorprenda, Caos Quest continúa. Se dice que lo más difícil no es comenzar sino continuar, y en verdad que es así. El 2do número ya existe, tiene vida impresa. Con bastantes cambios y aggiornamientos, y señales de crecimiento y adaptación, como cualquier organismo vivo. Falta que se reproduzca, pero aún no llega a la adultez.
Nació con una mujer en la portada, no para hacer gala de un femin-ismo divisivo, sino para reivindicar la multipolaridad de la realidad. Que la fuerza no es monopolio exclusivo de un sector previamente designado y privilegiado por quienes ejercen el poder. La fuerza es instrumento aún de quienes son considerados 'débiles'. La fuerza puede nacer de la debilidad, y lo hace. La fuerza entendida no sólo como fuerza física, por supuesto.
E Irene -la mujer aquí dibujada- pertenece y emana del grupo de los 'débiles' -por lo de mujer, desposeída y abusada-. Pero claro, esa categoría de 'débil' no es más que un calificativo conveniente otorgado por aquellos, que desde arriba, pretenden seguir manteniendo sus privilegios a costa de los 'débiles', llegando a trastocar incluso el significado de las palabras.