domingo, 21 de abril de 2013

Soundtrack sin película, el único divorcio que sale siempre bien.

Se dice (o al menos digo yo) que los mejores soundtracks son aquellos que tienen autonomía con respecto a las películas que acompañan. Este es uno de ellos. Jamás he visto la película, pero no es para nada necesario.

La música recrea la película con una majestuosidad que hace redundante cualquier acompañamiento visual. ¿A cuál película me refiero? A cualquier película que podamos concebir mientras nos dejemos llevar por la música.

Clint Mansell. A veces me pueden hartar un poco sus arpegios monotemáticos minimalistas, otras a veces me cansan y no logro entender en qué idioma musical me está hablando. Pero en otras muchas ocasiones, sus arpegios y la sencillez de sus piezas adquieren tanta contundencia, que es como si la música hubiese sido escrita para que yo la interprete en silencio, con mis oídos. Es en estas circunstancias que adquiero una gran intimidad con su música.

Veré "The Fountain", pero no me voy a apresurar en hacerlo. No quiero aún perder la magia auditiva de Clint Mansell.

El álbum completo podrá encontrarse en Grooveshark, pero les dejo un adelanto con este video:



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