Cuántas relaciones se desgastan por la falta de tiempo, se
marchitan para luego morir lenta e imperceptiblemente en el silencio.
Es el tiempo el mayor condicionante para sostener relaciones.
Para entablarlas no es necesario, sólo bastan las coincidencias y el azar de la
vida para encontrarnos con gente más o menos afín, personas con las cuales
ejercitar nuestra individualidad y disfrutar del hecho de estar vivos. Pero
esos encuentros fácilmente se evaporan, el devenir diario los entierra y
nuestra memoria los desecha para hacer lugar a cuestiones “más importantes”.
Estás cuestiones tienen que ver, por supuesto, con el trajín
diario para procurarse la propia subsistencia. El accionar económico, el homo economicus que es el que termino
imponiéndose por encima de los demás homo sapiens. La humanidad está sometida a la economía. Así
que, olvídense de la libertad. Por el momento es tan sólo una quimera
encadenada.
Al hombre, como si fuera un caballo con sus gringolas, le fueron
arrebatadas sus horas, y no puede ver otra cosa que esa meta monetaria que se
aleja cada vez más y más.
El tiempo humano fue expropiado por la economía. Y por
añadidura, todo lo que ese tiempo construye –las relaciones interpersonales-,
todos esos edificios sólidos que requieren de los cimientos apropiados, no se
vuelven más que endebles estructuras que ceden ante el movimiento más
insignificante.
Esta visión economicista hace rato que desbordó su medio
ambiente original –el mercado– para impregnar las otras dimensiones humanas y
cosificarlas. Hizo de la familia un mercado, del círculo de amigos también un
mercado, y de las relaciones desinteresadas un simple intercambio con miras a
la usura.
La batalla por sobrevivir primero e intentar vivir después, y por sobre todo, no caer, es lo que me ha alejado de mucha gente. Y sé que muchos también están en lo mismo.
Así, me lamento, cómo se me escurren esas personas a las que
en su momento prodigué tanto cariño. O al menos, cómo desaparecen de mi camino
esas personas que si bien no aportaron cuantitativamente, sí lo hicieron
cualitativamente. Esos seres que hacen olvidar las malas noticias de todos los
días, y que otorgan una esperanza incalculable en nuestra especie.
Pero tengo que ponerme una meta: un café, un encuentro, una
salida, una llamada.
Espero conseguirlo.
Recobrar el sentido humanista de la vida.
Porque ser estúpido y reírse, disfrutando de lo pequeño y
sencillo, es algo que solo los inteligentes y los libertos pueden hacer.
<3
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