Diario expuesto con agregados propios e impropios de vivencias y algún que otro nudo del pensamiento individual y espacial en Normandía.
domingo, 7 de septiembre de 2014
En menos de un segundo (microcuento)
Fue en menos de un segundo, quizá la mitad de uno, pero lo cambió todo.
Sí, me miró con esos límpidos ojos, los cuales gritaban entre sus tímidos silencios.
En la mitad de un segundo se sucedieron posibilidades, la mayoría imposibles.
En la mitad de un segundo, la sordidez empañó mis días.
Y así, en un tiovivo, mi corazón fue alternándose en escenas inefables, dibujadas por mi imaginación.
En menos de un segundo, otro rostro quedó impregnado en la oscuridad de mi memoria. Un rostro, no bien delineado -puesto que lo visual no es mi fuerte-. Pero sí, un rostro embebido de recuerdos, voces y demás aconteceres efímeros.
En menos de un segundo, sentí que esto ya lo había vivido...
Sin premura (microcuento)
Se quiso arrojar al
sueño de los justos. Venia hablando de ello hace incontables días.
Reposar eternamente. Vivir entre la oscuridad de la inacción.
Cometer el último acto de la libertad humana.
No quise detenerla
ni convencerla de lo contrario. Mas si quise estar presente.
Contemplar el paso preciso de la existencia a la inexistencia.
Sostener la mirada en ese exacto momento en que alguien deja de ser y
se convierte en un cuerpo insípido, una bolsa de carne remanente.
La dejé ir. Cuando
sus ojos se volvieron vidriosos apagué sus párpados. Nunca más
volvería a despertar. Fue su voluntad.
Ahora sí; ella
estará quieta permanentemente para que yo la contemple sin premura.
miércoles, 25 de junio de 2014
Ayer y hoy, y siempre. COSMOS
La Ciencia, vencedora de la poesía.
La divulgación científica siempre ha padecido un ligero
desdén en los medios masivos. Pero he aquí que el famoso astrofísico, Neil deGrasse
Tyson - el mismo que diera rostro a uno de los memes más virales de Internet- impuso su sueño de continuar con la
titánica labor del legendario Carl Sagan.
La Era pre-científica
o el Reino de las Sombras
“El
nacimiento de la ciencia fue la muerte de la superstición” - Thomas Henry Huxley
El conocimiento, anterior a la Revolución Científica
(siglo XVI en adelante) era un cúmulo de mitos, veneraciones a un pasado
idealizado y por sobre todo, un temor encarnizado hacia la mejora de la
condición humana. Era el dominio de la leyenda, y sus estudiosos, mitólogos.
En el medioevo, las matemáticas eran una disciplina
esotérica, vil, y la totalidad de los estudiosos prefería cultivar la
gramática, la retórica y la filosofía. El saber era por sobre todo,
conservador, ya que el ideal era mantener un orden establecido. El conocimiento
no podía avanzar, sólo podía protegerse. Protegerse del progreso y, más
importante aún, de las personas.
Pero la sóla lengua es incapaz de atener la inmensidad
del Cosmos, y las matemáticas tuvieron que escapar de su prisión. Nacieron
nuevas ciencias, liberadas del yugo de la filosofía. Emancipadas del pasado, se
lanzaron al descubrimiento más fascinante que la humanidad haya realizado.
El descubrimiento de la ignorancia.
Profetas colosales como Giordano Bruno o Isaac Newton
descubrieron que los castillos mitológicos, que encerraban la mentalidad
colectiva, eran tan sólo eso: fábulas. La humanidad en realidad no disponía de
ninguna seguridad y la incertidumbre era total. No sabíamos absolutamente nada.
Así nació la Ciencia, lo más grande que la especie humana
haya podido concebir jamás. Lo único que permitió al hombre tocar los cielos,
vencer las enfermedades y enseñorear la tierra.
Emergiendo de
las Sombras
“En la Ciencia la única verdad
sagrada, es que no hay verdades sagradas” –
Carl Sagan
La Ciencia, lejos de ser una contienda contra la
ignorancia, es una aceptación perpetua de ésta. Su verdadera adversaria es la
arrogancia, es el creer que todo está resuelto y definido. Y para tener
consciencia de ello, es indispensable despertar del confort de lo fantástico.
Abrazar la duda y el asombro. Vivir en un cuestionamiento perpetuo.
Es aquí donde interviene la divulgación científica,
luminaria que impide que volvamos al Reino de las Sombras, que todavía acecha
nuestra civilización. Porque tan importante como la ciencia misma es su
divulgación, de lo contrario
padeceríamos la gangrena intelectual propia de la Edad Media.
Carl Sagan |
A finales del siglo XX contamos con la tenaz labor del astrofísico y divulgador científico
estadounidense Carl Sagan. Recordemos
brevemente que Sagan incursionó en la literatura de ciencia ficción con la
exitosa novela, devenida película, Contacto.
Cosmos: Un viaje
personal (1980)
es quizá el opus mágnum, en cuanto a
divulgación científica, de Sagan, Fueron trece episodios magistrales que
quedaron grabados perpetuamente en la memoria de ya dos generaciones.
“El Cosmos es
todo lo que es o lo que fue o lo que será alguna vez” pronunció el ya fallecido científico
en su primer episodio, mientras la magnífica música de Vangelis dejaba su impronta
a la par de los sublimes dichos del astrofísico.
El corto, pero contundente, legado audiovisual produjo
una nueva generación de jóvenes amantes de la ciencia. Carl Sagan avivó la
curiosidad científica de una miríada de niños y adolescentes, quienes a menudo
son los primeros en sufrir el anquilosamiento impuesto por el mundo adulto y
conformista.
Entre esos pequeños se encontraba el mismísimo Neil
deGrasse Tyson, quien apenas siendo un muchacho conoció a Carl Sagan. Y ese
encuentro selló el destino del joven deGrasse Tyson. Se volvería científico y
exploraría el universo, de la mano de su ídolo de la juventud.
Una Odisea
Estelar
Neil deGrasse Tyson |
Décadas después
del fin de la serie original, la viuda de Sagan junto con deGrasse Tyson
decidieron continuar con el legado del desaparecido astrofísico, sembrando el
amor por la ciencia en las nuevas generaciones.
Muchos años de insistencias y puertas cerradas
encontraron ante la resurrección del proyecto de Cosmos, pero no fue sino hasta contar con el apoyo de Seth MacFarlane
(Padre de Familia) que el anhelo se
concretó.
Y vió la luz Cosmos:
Una Odisea del Tiempo y del Espacio, el 9 de marzo del 2014. Treinta y
cuatro años después del pionero Carl Sagan.
Este año se abrió un portal más grandioso, más fresco, más empíreo que
nunca. Es que la nueva serie es digna
sucesora de la original.
Algunos de los héroes del nuevo Cosmos. |
Ahora cuenta con la excelsa banda sonora del afamado Alan
Silvestri y con unos efectos visuales extraídos de lo mejor del cine. Nada más
acorde a la época audiovisual que impera. El nuevo Cosmos está para crear leyenda.
Y el primer episodio embistió soberbiamente. La Nave de
la Imaginación -esa nave que nos lleva a conocer y admirar lo más recóndito de
la naturaleza y que no tiene otro límite más que el de la imaginación- nos
invitó a conocer la edad misma del Universo.
Pero esa no fue la historia más maravillosa que nos haya
mostrado el primer episodio de esta Odisea del Espacio y del Tiempo.
El Cosmos en tus
ojos
“En cada hombre, en cada individuo, se
contempla un mundo, un universo” – Giordano Bruno
Un monje napolitano tuvo un sueño. La sábana de la
ignorancia, que nos hacía creer ser el centro del universo, daba paso a un
inconmensurable espacio repleto de estrellas y mundos similares al nuestro. Y
la diminuta e insignificante Tierra jamás fue el centro de nada. El Sol era el
centro, y como él, había otros soles que tenían sus planetas.
El monje quedó maravillado ante tal impensable
revelación. En su mente, fervientemente religiosa, veía la evidencia fehaciente
y definitiva de un ser superior en esa magna
teoría. Pero corría el siglo XVI, la Inquisición merodeaba e imponía el terror.
El estrecho mundo colectivo no estaba preparado aún para asomarse a un
horizonte desconocido.
Giordano Bruno se llamaba este ingenuo monje. Pagó con su
vida quebrantar los límites del mito y concebir algo más grande, superar con la
imaginación la oscuridad imperante.
Giordano Bruno en Cosmos. La serie emplea mucho la animación y logra así una narrativa más afable |
Quizás, al morir en la hoguera, haya palpado esas
estrellas que lo acompañaron durante décadas en el calabozo.
Quizás, si fuésemos así de soñadores como él, si
pudiésemos concebir quimeras y abrirnos a lo ignoto, munidos tan sólo del
asombro, ¡quién sabe qué más podría descubrir la humanidad!
Lawrence M. Krauss, un físico y también divulgador de la
ciencia, había comparado en alguna ocasión a la ciencia con las bellas artes.
¡Cuánto ingenio se requiere para elaborar una novela! ¡Cuánta técnica para
esbozar un dibujo o una escultura o una canción! Pero, ¿y las teorías
científicas? Ellas también requieren de ingenio y destreza, y plasman belleza,
por sobre todo. ¿Quién no escucha la música de los astros? ¿Quién no contempla
el majestuoso cuadro que es nuestra galaxia?
Y Cosmos: Una
Odisea del Tiempo y del Espacio nos recuerda que la ciencia es también
arte. Que en el conocimiento están también la belleza y la armonía. Que conociéndonos a nosotros mismos, polvos de estrellas, encontramos ese
indescriptible gozo, superior al de cualquier sinfonía.
viernes, 30 de mayo de 2014
De Letonia a Paraguay - ODESSA
Los nazis han acaparado el
imaginario colectivo como los villanos por antonomasia. Esto es bien aprovechado por la ficción,
instrumento fundamental para inmortalizar los lúgubres sucesos de la última
guerra mundial. El maestro del thriller político y de espionaje, Frederick
Forsyth, constituye uno de los artífices de esta memoria imperecedera.
Los nazis, últimamente han
vuelto al spot light mundial y hasta
nacional, con el reciclaje continuo de relatos, mitos y reliquias. La Segunda
Guerra Mundial se ha instalado como una nueva saga contemporánea, con un fuerte
componente oral. Tal componente se manifiesta en las diversas leyendas urbanas
de la postguerra, varias de las cuales sitúan presumiblemente al mismísimo
Adolf Hitler en tierras paraguayas.
Pero es que las guerras están
para ser recordadas y grabadas en el
acervo generacional. Miremos solamente el ejemplo de la Guerra de Troya, que
hasta hoy en día, miles de años después, evoca nuestra industria cultural. Lo
dijo Henry Miller: "Cada guerra es
una destrucción del espíritu humano". Y las destrucciones nunca pasan
desapercibidas.
La memoria es el primer
recurso para la indignación. Y a veces es la ficción la que exhuma aquello que
prefería yacer enterrado. Así fue como ocurrió con el inefable acontecimiento
en Riga -capital de Letonia- acaecido entre 1941 y 1944. La ciudad letona fue
uno de los escenarios más hórridos de la Shoá, también conocido como el Holocausto.
Frederick Forsyth. |
Fue tal sitio y su máximo
verdugo, el“Carnicero de Riga” -apodo del infame Eduard Roschmann- los pilares
de la renombrada novela “ODESSA” (1972) del autor británico Frederick Forsyth.
El mismo que escribiera “El día del Chacal” (1971), “El Manifiesto Negro”
(1996) y “El Afgano” (2006) entre otros best sellers del
mejor suspense político y de espías.
Es que Odessa no alude a la
famosa y romántica ciudad ucraniana, que embelesó al poeta Pushkin y más tarde
a varios cantautores de lengua rusa y ucraniana, sino que componen las
iniciales de Organisation der Ehemaligen
SS-Angehörigen o en castellano: Organización de Antiguos Afiliados a la SS.
ODESSA fue una organización
secreta nazi, verídica, creada con el propósito de facilitar el escape de los
miembros de las SS –el poderosísimo grupo paramilitar de la era nazi- a países
sudamericanos, entre ellos, obviamente el Paraguay.
La novela, si bien sigue
siendo una obra de ficción, emplea a varias personas reales como personajes,
entre ellos el célebre cazador de nazis Simon Wiesenthal y, por supuesto, el
mismo “Carnicero de Riga”, quien falleció en el Hospital de Clínicas de
Asunción, Paraguay, en 1977.
Eduard Roschmann ganó su apodo
de Carnicero gracias a su maestría en la tortura, y ejerció con desenfreno y
extrema crueldad toda clase de vejaciones a los prisioneros del campo de
concentración del ghetto de Riga. Los judíos sobrevivientes jamás superaron el
nombre del Carnicero, y el pánico y la tristeza apañaron la vida de los
supervivientes y su descendencia por culpa de este execrable individuo.
Eduard Roschmann - el "Carnicero de Riga" |
La obra de Forsyth relata con
suma precisión y crudeza los episodios del ghetto, además de ofrecer una nítida
mirada, realista, a la estructura del Partido Nazi, las SS y el modus vivendi
de los fugitivos nazis en la post guerra. Cómo, por sobre todo, éstos últimos
no se resignaban ante la muerte de su líder y la derrota en la guerra, y
deseaban a toda costa instaurar la supremacía aria, por más improbable que ya
parezca.
Es que el nazismo, la novela
lo muestra, fue más que una ideología política. Demandaba un fervor religioso,
un celo mesiánico y enajenante. Y fue tal insania la que ocasionó daños
inimaginables y cicatrices que aún, a seis décadas, no terminan de sanar.
Forsyth se sitúa en 1963, en
plena muerte de Kennedy. Un joven reportero alemán y playboy –completamente ficticio– es el protagonista que da con el
misterioso diario de un sobreviviente judío del ghetto de Riga. Así se
desencadenan un sinfín de intrigas que lo mantienen a uno adherido a las
páginas del libro, devorándolas con rapidez para continuar develando la
palpitante historia.
ODESSA obtuvo su adaptación
cinematográfica en 1974, con Jon Voight como protagónico. Allí, aún más
personas conocieron la barbarie cotidiana de Riga, de la mano del imperdonable
Carnicero.
Poco después del filme,
Roschmann, temiendo ser arrestado en Argentina, huye a Paraguay bajo el alias
de Federico Wegener. Fallece, abandonado
y enfermo, en el Hospital de Clínicas de Sajonia.
Idas y vueltas, silencios
impuestos, temores, muertes, persecuciones y una temible sociedad secreta nazi
conforman la vorágine ofrecida en las páginas del libro. Una recomendación
certera para los días de frío que se avecinan.
Publicado en WILD en mayo del 2014.
Asimov: Fundando una nueva Galaxia.
El escritor y divulgador científico, Isaac Asimov, fue una de las
figuras emblemáticas de la ciencia ficción del siglo pasado. Uno de los tres
grandes nombres de la Era Dorada de la Ciencia Ficción -junto a Arthur C.
Clarke y Robert Heinlein- dejó varios escritos espeluznantemente proféticos y
por sobre todo, épicos. “Fundación” es su saga cumbre y paradigmática.
Imaginemos un Imperio Galáctico que, pese a toda su majestuosidad y
frivolidad, esté rumbo a su aniquilación. Pero lo dramático no sería tan solo
eso, sino que esta muerte conduciría indefectiblemente al olvido de todo el
acervo humano acumulado durante milenios.
Las matemáticas se extraviarían, todo conocimiento de medicina,
literatura, ciencias, etc desaparecería. Todo lo que la especie humana pudo
robar en saber al universo habrá sido en
vano, y la humanidad descenderá a un estado de barbarie y retroceso del que no
podrá librarse en cientos de miles de años.
¿Cuál sería nuestra solución? Establecer dos fundaciones, una en cada
extremo de la galaxia, que custodien el conocimiento de la especie humana
durante y tras la caída del Imperio. Eso en primer lugar, y en segundo,
disminuir el período de debacle para entonces poder forjar otro Imperio
Galáctico, más sólido y extenso.
Con esta premisa emprende Asimov la aventura literaria de la Fundación,
cuya trilogía original recibió el eximio Premio Hugo a mejor Saga de Ciencia
Ficción de Todos los Tiempos en 1966.
Si nos remitimos a la vasta cantidad de libros, esta saga puede parecer
abrumadora (15 libros en total y
divididos a su vez en 3 'subsagas'), sin embargo es aquí donde El Buen Doctor
-apodo de Asimov- introdujo todo cuanto lo hizo célebre para la posteridad: desde
los robots hasta la ciencia ficticia de la psicohistoria.
Las inolvidables tres leyes de la robótica fueron enunciadas aquí. La
saga contempla desde el nacimiento de la robótica en la Tierra hasta la
conquista literal del espacio, materializada en un imperio humano que se
extiende por toda la galaxia.
Solo que los avances tecnológicos y científicos no fueron a la par del
desarrollo cultural de nuestra especie, y el Imperio Galáctico termina siendo
una caricatura del Imperio Romano y demás imperios que desfilaron en nuestra
historia. Pero por supuesto aggiornado y con toda la parafernalia tecnológica
que habría de esperarse en tal época.
Uno de los héroes de esta odisea, el científico Hari Seldon, será el
inventor de la ciencia llamada psicohistoria. La psicohistoria busca
predecir los comportamientos de grandes contingentes de personas a través de un
ejercicio transdisciplinar de matemáticas, psicología, sociología e historia.
Así fue previsto el derrumbe del Imperio.
¿Cómo acercarse a esta monumental obra? La trilogía original: Fundación,
Fundación e Imperio y Segunda Fundación, es una introducción segura.
Pero también puede comenzarse desde las narraciones robóticas (Yo, Robot).
Fundación contiene casi en su totalidad el aporte de Asimov,
no sólo a la ciencia ficción, sino a la cultura del siglo XX. ¿Y por qué no? No
deberíamos extrañarnos si sus escritos de hace más de 4 décadas describen
nuestro presente y proyectan nuestro futuro. Después de todo, el Buen Doctor
fue también un buen profeta.
Publicado en la Revista WILD del mes de febrero, 2014.
lunes, 14 de abril de 2014
Tunor y el Tulipán
Él fue un inmigrante, un venido de las Tierras Ignotas, junto con otros que no son fueron sus hermanos.
Soñó con la Tierra de Paz, pero el odio de aquellos terminó germinando en su territorio.
Entonces, sin caer preso de la desesperación, plantó una semilla,
un delicado tulipán que nacería en el momento preciso.
Un alma que se repetiría cuando sólo ella sepa.
Entonces, él la despertará en sueños
Y le dirá
"Yo te he engendrado, don del porvenir
cumplirás mis bienaventuranzas
Cantarás al firmamento y al vacío
y te cumplirás en ellos.
Vencerás al erguido
y redimirás a los extraviados. "
Soñó con la Tierra de Paz, pero el odio de aquellos terminó germinando en su territorio.
Entonces, sin caer preso de la desesperación, plantó una semilla,
un delicado tulipán que nacería en el momento preciso.
Un alma que se repetiría cuando sólo ella sepa.
Entonces, él la despertará en sueños
Y le dirá
"Yo te he engendrado, don del porvenir
cumplirás mis bienaventuranzas
Cantarás al firmamento y al vacío
y te cumplirás en ellos.
Vencerás al erguido
y redimirás a los extraviados. "
Lo anterior pertenece a un adelanto de CAOS QUEST 3. Los caminos jamás avanzan adonde uno se imagina, y eso es cierto más aún desde la perspectiva de cualquier autor, sea consumado o principiante. Caos ha demostrado ser más grande que estos dedos, y más fabuloso que cualquier mente que pretenda esculpirle.
La Morada de Norma seguirá tejiendo ficciones y realidades heterogéneas, sazonadas con alguna que otra vivencia subjetiva de la "escriba Los años pasarán, y las letras persistirán en este castillo imaginario.
Pero otro blog, paralelo a éste, está naciendo. Su nombre es "El Sendero del Ave", (elsenderodelave.blogspot.com) que tratará exclusivamente de ficción, y una bien específica. La telaraña de diversos personajes que habitan en mundos diferentes, pero que pretenden la supervivencia y felicidad de nuestra especie, la humana. Experiencias impensables, locuras concretas, todo es posible en el mundo del tecleo.
miércoles, 12 de febrero de 2014
Escuela à la Finlandaise
Finlandia y los demás países
nórdicos poseen en común un modelo económico que combina una economía de
mercado con un sólido Estado de Bienestar que garantiza plenamente los derechos
humanos de sus ciudadanos. Esta combinación acertada permitió que esta región
quede indemne a la debacle económica que afectó a los demás países
desarrollados tendientes a una economía más desregulada; países que delegan la
garantía de los derechos de sus ciudadanos a las fuerzas del mercado antes que
a la acción social.
Sin embargo, uno de los logros
más celebrados de la sociedad finlandesa ha sido el de alcanzar un sistema
educativo que ha granjeado el asombro del mundo entero, rompiendo mitos y
estableciendo un nuevo paradigma. Un paradigma más respetuoso del niño como
individuo y potenciador de su propio proceso formativo, pero sin dejar de proporcionar
una sólida red de contención parental y social. Un modelo que no es competitivo
sino colaborativo, opuesto al de países asiáticos como Corea del Sur y Japón,
que generalmente también encabezan los rankings de países con mejor educación.
El renombrado Informe del
Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes o Informe PISA arroja
anualmente un listado de los países
encumbrados, que evidencia el posicionamiento de Finlandia entre los 10 mejores
durante varios años consecutivos hasta la actualidad.
Ahora bien, ¿qué podemos aprender
del país escandinavo? En primer lugar, la importancia de la familia como matriz
educativa en la vida del niño. El Estado de Bienestar suministra un importante
apoyo a los padres para que éstos puedan compaginar la vida laboral con la
familiar. Las guarderías son gratuitas o, en todo caso, el Estado puede
subsidiar a los padres para que éstas cuiden de sus hijos en la circunstancia de
no desear los servicios de una guardería. Asimismo, los servicios sociales
proporcionan a los recién nacidos un paquete de maternidad con ropas, una caja,
pañales y otros productos. Pero, igual de importante, cada niño recibe un
conjunto de libros como obsequio para comenzar la relación con la lectura desde
la cuna, literalmente.
Los niños no asisten a la escuela
sino hasta los 7 años, puesto que los primeros años de vida son considerados
como los más importantes en el desarrollo humano. El juego, el descubrimiento,
la curiosidad y el amor de la familia son estimados más importantes que una
escolarización prematura, pasiva y competitiva como la del modelo asiático.
El financiamiento de la educación
es también un aspecto clave. Todas las escuelas son gratuitas, sean estas públicas
o privadas, aunque el número de escuelas privadas es ínfimo.
El éxito de sistema finlandés
estriba en dos pilares fundamentales: el primero es considerar a la escuela
sólo como uno de los de los tres engranajes que proporciona educación, siendo
los otros dos la familia y la sociedad. Este enfoque desmonopoliza la presión
sobre la escuela, un mito muy perjudicial que poseemos en Latinoamérica, y
brinda una noción más holística de lo que significa la educación y la cultura.
El otro concepto es la alta estima
de la profesión docente a la que sólo se accede tras estudios de posgrado. El
prestigio del docente es reconocido socialmente y es una profesión altamente
remunerada por ser una ocupación de alto valor para la comunidad.
Por supuesto, no podemos considerar
a la educación como un hecho aislado en la sociedad finlandesa sin tomar en
cuenta las instituciones y la cohesión social que ha desarrollado el país. Un
país donde abundan las bibliotecas públicas densamente concurridas, y donde las
familias han hecho de ellas parte de su tradición.
Es por todos estos factores
previamente citados que Finlandia, gastando menos en educación que sus pares
desarrollados y con menos horas de clases, consigue una calidad ampliamente
superior al resto.
Es hora de que Latinoamérica, en
general, y el Paraguay, en específico, dejen de contemplar a la escuela como el
único eje de la educación. Es verdad, nuestras escuelas necesitan mayor
financiamiento, pero con más dinero solamente no solucionaremos el gigantesco
problema del analfabetismo funcional imperante.
La profesión docente debe
replantearse y por sobre todo, debemos
instaurar un Estado de Bienestar acorde a nuestras condiciones, para construir
una sociedad solidaria y amiga de la educación. Es que hay cosas tan importantes,
como la educación, que no podemos librarla a la incertidumbre del lucro.
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