viernes, 27 de marzo de 2009

El Invasor Anónimo

He aquí un cuento amorfo de mi autoría, que nació en una madrugada. Espero críticas constructivas.

Usted es gobernado por el absurdo, usted es un remedo de dios reprimido. Lo encaro yo ahora, y observo su presencia física: usted es tan frágil como cualquier persona nacida de mujer. Si yo quisiera puedo moldear la forma de su cara y dejarla irreconocible… si yo quisiera lo atropellaría con un auto y me diría a mí mismo que simplemente estoy aplastando bolsas de basura. Sabe, a mí me atrae la muerte, tenga en cuenta eso. La muerte es la única que restaura la cadena alimenticia y nos devuelve a los irracionales gusanos.


Ahora, usted ha demostrado valer mi sola atención puesto que, con porte seguro, usted ni se inmuta y solamente deja escapar alguna que otra sonrisa inteligente.

-Está de más que me preguntes quién soy. Solamente respondo preguntas, y con esto me refiero a aquellas preguntas contundentes y exactamente formuladas. ¿Por qué tengo que revelarte mi nombre? ¿No sabes ya quién soy?

No respondo. Me detengo en la burla recibida.

-Si esperas que te de información de la nada, esperas en vano. Sólo respondo preguntas.

-¿Quién es usted?

-¿A qué te refieres con “quién”? Nuevamente preguntas abiertas e imprecisas. Y me hablas en segunda persona ¿tan seguro estás de que yo soy otra persona? Piensa muy bien antes de hablar.

-¿Usted es otra persona?

-Sí y no. Soy parte de tu persona… pero a la vez también soy otra persona. Pero en esta lengua no existe persona gramatical para designar esta situación, sería algo así como: Nosotros soy, Yo somos.

-¿Tienes un nombre? Necesito un nombre para designarte.

-Aún no. Yo simplemente soy “usted”. Si te doy un nombre, o me das un nombre, te habrás apoderado de mí. Con el nombre me poseerías y entraría a formar parte del muestrario de tu mente. Yo no quiero que digieras mi nombre y lo emplees a tu antojo. No quiero ser objeto. Simplemente soy usted. No quiero nombres.

-¿Por qué a mí?

-Recuerda: no respondo preguntas abiertas. Detesto el lenguaje humano… tiene muchas grietas de significado.

-¿Por qué me ha escogido a mí para estar conmigo?

-Supones que tengo voluntad. “Estar contigo”… lamentablemente esa frase tiene un significado muy abierto. No tenemos una conexión romántica. No estamos ocupando ocasionalmente el mismo lugar. No busco tu compañía por motivos emocionales o por entretenimiento. No estamos persiguiendo ningún objetivo en común. Simplemente yo soy un espectador de tu vida, un invasor de tu intimidad.
Yo no te he escogido. Tú te has escogido a ti mismo. Tú piensas y te haces.

-¿Usted es parte de mi pensamiento?

-Yo soy en tu pensamiento. Y soy afuera de él.

-Hasta ahora jamás ha mencionado mi nombre, ¿sabe cómo me llamo?

-No, y no necesito ni quiero. Tú has de permanecer como mi diálogo en segunda persona. Me tomo la libertad de tutearte, pero tú debes tratarme de usted.

-¿Por qué debo tratarlo de usted?

-Es lógico. Yo soy un extraño. No sabes nada de mí y tu función en nuestra conversación es hacerme preguntas.

-¿Cómo supo dónde vivo? ¿Ha estado vigilándome y siguiéndome? Yo recuerdo haberlo visto a usted hace unos días. Usted llevaba gafas y se encontraba leyendo el periódico aparentemente, pero me miraba de una manera… penetrante.

Hubo un silencio en la sala. El otro hombre ni levantó la mirada, siguió contemplando sus manos.

-Es cierto. Usted dijo que sólo respondería preguntas. ¿Usted ha estado siguiéndome?

-No. Tú siempre mantienes una rutina y siempre estás en los mismos lugares a la misma hora. Hemos estado, sin saberlo, frecuentándonos desde hace mucho tiempo...

2 comentarios:

  1. Las vueltas idiomaticas son espectaculares! esta comparacion me encanto: "usted es tan frágil como cualquier persona nacida de mujer" el final me dejo un tanto desconcertado, me gusto de una forma no tradicional.

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  2. Grapcias Vaguensis, es que somos de una realidad alternativa... Te quiero como el orégano.

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