La inteligencia humana sólo es superada por la estupidez humana. Días atrás fui ilustrada por un comentario que me ayudó a cumplir con el sueño primigenio de los antiguos helenos: “Conócete a ti mismo”.
Sí, cierto individuo, desprovisto de cualquier mala intención, y con la sola intención de perseguir la verdad, sacó a la luz la fundamental pregunta: “Tnes un blog sos flogger??” -Hay que resaltar también su notable empleo de nuestra noble lengua cervantina. Amén-
¡Por todos los helechos cuadrapléjicos! ¡Oh Dios mío, cubre mis ojos ante tanta luz!
Así renuevo mis votos matrimoniales con este fenómeno comunicativo del siglo XXI y dejo atrás toda idea de divorcio.
Ahora descubrí la verdad: ¡Todos tienen un blog! Bueno, ese “Todos” es muy absoluto y dogmático, lo reconozco… es como afirmar que el chofer de mi colectivo asiduo también tiene un blog, pero qué sabemos.
¿Por qué coñosh yo no puedo tener uno? Aunque fuere para ver mi nombre escrito en los buscadores de google y ver mi narcisismo realizado… Para manchar –con justa excusa- el blanco de mi Microsoft Word nocturno (y con alas) con los más desordenados divagues indecisos entre lo serio, lo jocoso y lo absurdo. El ser, la nada y el yaoi.
Es cierto, no soy ninguna aspirante a diseñadora gráfica y aunque en mi infancia dibujaba a un nivel de 3 estrellas, ahora gráfica e ilustrativamente estoy en decadencia. Se me da mejor el blanco y negro de las letras que reposan en un papel. Así que no aspiro a grandes demostraciones visuales en un blog.
No tengo ningunas aspiraciones con este blog. Si me leen, me leerán… como en un absurdo sediento. Amo escribir, amo equivocarme escribiendo. Amo errar por escrito.
Así que,
Establezco mi postura:
(X) existe, porque de otra manera no existiría.
Luego,
Este blog existe, porque de otra manera no existiría.
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