domingo, 9 de agosto de 2009

Vuelta a la desocupación

La falta de una ocupación es lo que hace al filósofo. En mi caso se evidencia tal cual esta sentencia; el pensamiento vuela y se pierde en los insondables misterios pitagóricos mientras se desliga de nuestro cuerpo – que generalmente está ocupado en las tareas domésticas, cual desperate housewife alienígena que soy-. Todo un viaje astral casero.
Sí: lavar los platos conduce a profundas reflexiones acerca de los juicios sintéticos a priori.

Bueno, seguramente estas declaraciones ociosas tendrán como consecuencia repudios de parte de algunos seres carentes de humor. No importa, soy feliz en mi absurdo verbalismo.

Sí, retomé el blog, luego de meses de ausencia. Estimada tripulación, existe vida más allá del bloggeo ( un nuevo aporte para la RAE).
¡Por supuesto!, existen los empedrados que adornan las pintorescas calles asuncenas, existen los acrobáticos colectivos que aportan adrenalina a mis días –y ni qué hablar de la banda sonora de los colectivos-. Existe el dadaísmo salido de la peluquería, y allá se va mi racionalidad falta de abono.
Pero más que nada, existen seres a technicolor que sobresalen de la multitud y que poseen nombre y rostro para nosotros.
Y más que nada, existe el olvido.

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