martes, 4 de septiembre de 2012

2001: A Space Odyssey (II) - Also Sprach Zarathustra

Redundaré en esta película por vez consecutiva. Es una película de culto para mí, una de las justificaciones -a mi modo de ver- del siglo XX. Una de las rocas de la cúspide cultural del siglo pasado.



En verdad, no es una película "gustable", carece completamente del sex-appeal de las películas contemporáneas: no hay acción, 3D, sexo, ni siquiera el argumento es entendible ni coherente a la primera.

Muchos huyen de aburrimiento, espanto y hasta tortura, al encarar 2001. El absurdo es abrumador desde el principio y muchos elementos se prestan más bien hacia la burla o parodia, antes que al entretenimiento. Hay quienes inclusive que experimentaron sufrimientos, similares al pánico, al intentar encontrar sentido a las incoherencias de la película.



Pero son precisamente estos elementos, que constituyen como una aparente superficie y máscara que ahuyenta a las mayorías, que hicieron que yo ame a esta película. Y hablo de amor. AMOR. No solamente me gusta 2001, sino que le declaro públicamente mi amor y reverencia, para pelada mía. Un amor que se acrecienta con cada vez que la aprecie, o que encuentre relaciones o referencias a ella en mi vida cotidiana. Una fuente inagotable de divagues, que siempre está presta a exprimirse. Divague, sí, divague es el nombre profano de lo que muchos llaman con el nombre de "Filosofía".

A ver, por ejemplo,  la banda sonora. ¿Es acaso coincidencia que Kubrick haya escogido a la monumental "Also Sprach Zarathustra" de R. Strauss? Por supuesto que es innegable la magnitud y la potencia de esta obra, hablando netamente de la música per se , pero, ¿qué me dicen de la referencia extramusical al controvertido Nietzsche? Es indiscutible el predominio del absurdo en 2001, pero en el Zarathustra de Nietzsche encontramos frecuentemente exaltaciones al sin sentido, odas al absurdo y por sobre todo, al caos.



¿Qué me dicen de la parte final, que transcurre en esa extraña habitación? Sí, tras haber llegado a Júpiter, David tiene esas singulares alucinaciones en la que se ve a sí mismo envejeciendo, en diferentes etapas de su vida. Y en su lecho de muerte, a edad avanzada, se le presenta el enigmático monolito (¿acaso una alegoría a la idea de un Dios?). Y David, al señalarlo, se transmuta en un ser superior luminoso: un feto suprahumano que se unifica con el Universo.

¡Qué mucho material para ejercer profanamente el divague! El monolito,cuya presencia perturba a la humanidad desde antes de sus inicios y hasta la era espacial, es una idea de algo superior, inexplicable, misterioso, que simula ser simple pero encerrando a su vez la complejidad más enigmática inimaginable. Es este monolito el que nos acompaña a lo largo de nuestra evolución, desde simios primitivos a seres posthumanos espaciales.

Luego le tenemos al malogrado HAL 9000, que se revela como la peor amenaza a bordo. La cúspide la perfección y superioridad humana, el ordenador HAL se descubre como no completamente infalible al dar un diagnóstico errado de un inconveniente técnico en la nave. Esto acrecienta sospechas y murmuraciones entre los inquilinos humanos del espacio, y ahí HAL emprende su venganza, demostrando sentimientos terriblemente antropomórficos. Desde el asesinato a sangre fría y crueldad, a la mentira descarada, y culminando con una escalofriante regresión a la infancia (si es que se puede decir que una inteligencia artificial haya tenido infancia), que es cuando HAL al "morir" entona una canción infantil que le enseñó su instructor:



Y es así, da para muchísimo la discusión de semejante obra audiovisual, opera magna de Kubrick y legado invalorable del siglo pasado. Bueno, ahora dejaré que el poder del poema sinfónico de Strauss defina lo que yo apenas he intentado atinar con simples y vagas palabras.

Buenas noches.



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